“Una vez que los acuerdos de paz se establecieron vino un segundo momento: un programa para la paz con varios componentes. Uno fue no abandonar el diálogo político. Otro, una apuesta muy grande, por atender los problemas derivados del conflicto; puso dinero para la reconstrucción material, para la institucionalidad democrática, para el proceso de integración regional. Dentro de los programas de cooperación tanto a nivel nacional como regional de la UE con Centroamérica hubo capítulos muy fuertes con temas de reinserción y atención de necesidades de la población en unos Estados que quedaron destrozados después de la guerra en donde había que reconstruir desde los hospitales hasta las escuelas. El dinero de la UE se fue también a fortalecer a organizaciones sociales para que reivindicaran la justicia contra el genocidio”, explica Balbis, que lleva lustros siguiendo las relaciones UE-América Latina.
Los analistas creen que los países con dos cámaras tienden a «deshacerse» de una de ellas, aunque los estados federales son los que tienen tendencia a mantenarlas, especializando una de ellas como representación territorial y la otra como lugar de debate de los partidos políticos. Dinamarca y Suecia, dos monarquías, ya eliminaron la segunda cámara.
A este respecto, los esfuerzos podrían ir encaminados a apoyar programas ya existentes. “Durante diez años y cuatro meses que estuve secuestrado por las FARC pude darme cuenta de las estrategias para el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes”, contaba recientemente en Bruselas el sargento William Pérez, encargado hoy de la unidad de asistencia al desmovilizado. Pérez, que fue libearado junto con Ingrid Betancourt, explica también las campañas de información para evitar que los menores sean reclutados, por cualquier grupo armado.
Para quienes dudan de su firmeza ante la UE, el primer ministro recordó que fue él quién vetó la firma del pacto fiscal europeo en 2011 y este año recortó el presupuesto comunitario. También durante el Congreso, se refirió al referéndum sobre la independencia de Escocia, que se celebrará el 18 de septiembre de 2014.
En el caso de Colombia –que no participará más en la cooperación bilateral europea- aún no se sabe muy bien cuál podría ser el apoyo europeo en el postconflicto. Al parecer se orientará, entre otros, en la reinserción de excombatientes, sobre todo de los niños involucrados en el conflicto.
No obstante, “la UE no necesita inventar una presencia en Colombia para después de la firma de la paz; puede tomar como antecedente su propio trabajo durante el conflicto”, dice Balbis que en su momento evaluó positivamente uno de los “Laboratorios de Paz”. Estos se caracterizaron por generar dinámicas de concertación en las que participaron el gobierno nacional, las organizaciones sociales, las poblaciones, los sectores productores y la Iglesia.