El ministro de Interior admitió las dificultades que están teniendo las autoridades para contabilizar los cadáveres y los daños producidos después de que numerosas líneas de comunicación hayan terminado destrozadas. Unos trabajos de reparación que tomarán al menos un par de días.
Antes de la llegada de este último tifón a Filipinas, el vigesimocuarto del año, los meteorólogos habían advertido que podría tener un efecto devastador mayor que el tifón Bopha, que en 2012 dejó cerca de un millar de muertos.
“La situación en Tacloban es caótica ahora (…) Ya está todo saqueado, incluso la gente ha destrozado los cajeros bancarios para sacar el dinero”, declaró Roger Mercado, gobernador de la provincia del Sur de Leyte, al canal “Manila Televisión”.
La Cruz Roja filipina estimó ayer que el número de fallecidos rondaría los 1.200, mientras la últimas cifras del informe del Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino habla de 151 muertos.
Sí, hablamos del ya archiconocido José María Roldán, el hombre al que los grandes bancos quieren en la Presidencia de la patronal AEB mientras el Gobierno prepara una normativa que le haría incompatible para el cargo (tranquilos: sin efecto retroactivo).
El tifón, bautizado con el nombre de Yolanda por las autoridades filipinas, ha destruido entre el 70 y el 80 % de la población de Tacloban, capital de la provincia de Leyte, con una población de 220.000 personas, indicó a los medios el jefe de la Policía regional, Elmer Soria.