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No podía creer que Gabriel García Márquez me estuviera invitando a viajar con él a Cuba. Terminé mis exámenes, empaqué mi guitarra y me fui para Madrid donde me encontré con él y con Mercedes, su esposa, para viajar al otro día a La Habana.

Desde que regresé de Cuba ese verano de 1996 quise escribir una crónica de esta experiencia que, gracias a la generosidad de Gabo, tuve el privilegio de vivir. Siempre guardaré ese recuerdo de él y en especial de la última vez que lo vi, dos años después en la casa del presidente César Gaviria en Washington. Cuando me vio se emocionó, me dijo “mi niño” y me abrazó.

Gabriel García Márquez se encontraba en París promocionando su nuevo libro Noticia de un secuestro que narra el secuestro de mi tía Maruja Pachón y de un grupo de periodistas colombianos a manos de Pablo Escobar. Le dijo a mi mamá que quería conocernos a mis hermanos y a mí y nos invitó a los tres a almorzar a un restaurante cerca a Montparnasse. Pedí choucroute, el típico plato alsaciano a base de repollo cocinado y salchicha. A Gabo le encantó el helado de vainilla. Nos preguntó muchas cosas. Mi hermano Juan Manuel le habló de su proyecto de tesis sobre el Nuevo Liberalismo y él le hizo algunas sugerencias para la investigación. A Carlos Fernando, quien quería en ese momento estudiar derecho, le dijo que para él los primeros años de esa carrera le habían servido mucho, pero que no la había terminado.

Era junio de 1996. Estaba en medio de exámenes finales del primer año de universidad en París donde me encontraba radicado con mi familia desde la muerte de mi papá. Una de mis grandes pasiones era la música y en especial la música cubana, que intentaba interpretar en una guitarra que hace poco tiempo una prima me había regalado. No era cualquier guitarra. La había comprado mi papá en Italia en 1974 para el cumpleaños de ella.

El gobierno interino de Kiev, prooccidental, califica de “terroristas” a los insurgentes prorrusos que ocupan inmuebles pblicos en varias ciudades de las regiones rusfonas de Donetsk y Lugansk, a menudo encapuchados, a veces armados y con uniformes sin insignia. El ejrcito ucraniano intentar bloquear a los insurgentes en su bastin de Slaviansk, declar el viernes el jefe de la administracin presidencial, Serguei Pashinski.

Nos firmó un libro a cada uno y a mi hermano mayor le escribió: “Para Juan Manuel, el día que empezó a escribir su tesis alrededor de una choucroute”, y a mí me puso: “Para Claudio, el de la choucroute”. Como Carlos Fernando no tenía libro, nos llevó a su apartamento y escogió uno de los ejemplares de su biblioteca personal y se lo dedicó.

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