Benkirane, en su discurso y en sus citas bilaterales, dejó claro en Nueva York, como ha hecho su Gobierno y el ministro del Interior marroquí numerosas veces, su compromiso en la lucha y cooperación internacional contra ese tipo de terrorismo en todos sus aspectos. Así se lo agradeció expresamente el secretario de Estado norteamericano John Kerry. Pero el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, citó ante el Consejo de Seguridad a varios países árabes en su agradecimiento a este combate (como Túnez, Argelia, Mali o Mauritania) y no mencionó Marruecos. Benkirane no olvidó mencionar que la semana pasada su ejecutivo modificó el Código Penal vigente en varios artículos para endurecer las condenas en los delitos de captación y formación de terroristas.
Las fascinacin que el Estado slmico (el antiguo ISIS) genera en muchos jvenes musulmanes ha vuelto a quedar de manifiesto. En esta ocasin, ha sido en el estadio del Raj de Casablanca, el mayor club de ftbol de Marruecos. En el ltimo partido, los hinchas que esperaban para acceder a las gradas comenzaron a cantar los himnos habituales de su equipo. No obstante, tal y como se ve en el segundo 51 del vdeo que se adjunta a esta noticia, se produce un momento de silencio tras el cual las decenas de jvenes comienzan a gritar “Daasch, Daasch”.
La creciente fascinacin que el Estado Islmico genera en jvenes musulmanes de todo el planeta ha quedado plasmada con la presencia de miles de voluntarios llegados de una decena de pases rabes y europeos para luchar en sus filas.
En lo que va de año las fuerzas de seguridad marroquíes han detenido tres células de captación y formación de terroristas en la misma zona, en el entorno de Nador, en el norte del país, frente a España. En enero se detuvo allí a más de 20 miembros de un grupo yihadista dirigido por un exmilitar español. En marzo pasado cayó una célula formada por siete miembros y dirigida por el español Mustafa Maya Amaya.
Esta misma semana, el pasado día 24, el Departamento de Estado norteamericano ha actualizado su lista de organizaciones terroristas internacionales con dos nuevos grupos y diez líderes muy peligrosos. Uno de esos grupos es Harakat Sham al Islam (HSI), fundado en agosto de 2013 por el marroquí Abou Ahmad al Mouhajir, cuyo nombre verdadero es Brahim Benchekroun, detenido en la prisión de Guantánamo entre 2002 y 2004, con un discurso yihadista duro ligado a la rama siria de Al Qaeda (Jabhat al Nosra) y muy antichiita, y que podría disponer de unos 800 combatientes, la mayoría marroquíes.
Ese compromiso es claro y evidente. Para empezar porque Marruecos teme cualquier contagio interno de las diferentes ramas que están surgiendo de escisiones de Al Qaeda en los países árabes. Y porque sus fuerzas de seguridad son plenamente conscientes de que son precisamente los marroquíes que acudieron en su día a combatir en Siria e Irak (se calcula que unos 2.000) uno de los contingentes más peligrosos susceptibles de provocar un atentado a su retorno en su propio país de origen. El ministro del Interior, Mohamed Hassad, así lo remarcó este verano ante el Parlamento y subió al máximo el estado de alerta.