La ley contempla refinanciar al Gobierno federal para que pueda satisfacer todos los servicios públicos hasta el 15 de enero y elevar el límite de 16,7 billones de dólares de deuda de EE UU hasta el 7 de febrero. “Este compromiso va a otorgar a nuestra economía la estabilidad que necesita de manera desesperada. Nunca ha sido fácil para las dos partes llegar a un consenso. En muchas ocasiones ha sido duro, pero esta ver lo ha sido de verdad”, ha reconocido el senador demócrata, Harry Reid, el principal negociador quien ha advertido que el país estaba al “límite de un desastre”, pero que, finalmente “los adversarios políticos han dejado de lado sus diferencias y desacuerdos para impedir ese desastre”.
El desenlace de anoche supone un fracaso de las posiciones del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, una derrota que su propio presidente, John Boehner, reconoció a media tarde del miércoles tras aceptar la propuesta bipartita del Senado y admitir que no se bloquearía en la cámara Baja. “Bloquear el acuerdo bipartito alcanzado hoy por los miembros del Senado no es la táctica que debemos emplear”, ha señalado Boehner a través de un comunicado. “Además del riesgo de una suspensión de pagos, oponerse supondría abrir la puerta a la mayoría republicana en Washington que quiere elevar los impuestos y deshacer los recortes que ya pactamos en 2011”, se justifica.
En esta última ronda de negociaciones, la facción más conservadora del Partido Republicano, el Tea Party, ha logrado condicionar cualquier pacto a que se aprueben cambios en diversas leyes afectadas por la reforma sanitaria, conocida ya como Obamacare. El presidente se ha negado hasta ahora a negociar cualquier propuesta que incluya estos cambios, forzando a los legisladores a buscar otras soluciones.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó la ley pasada la medianoche del jueves, tal como había anunciado en una comparecencia ante los medios minutos después de que el Senado respaldara por 81 votos a favor y 17 en contra, el acuerdo bipartito poner fin de manera temporal a la parálisis fiscal que atenaza al país y que fue anunciado pasado el medio día de este miércoles. El presidente ha manifestado su predisposición para trabajar con ambos partidos para conseguir un arreglo fiscal de largo plazo. “Todavía quedan muchas cosas por hacer y yo voy a trabajar para mejorar la situación del país. Espero que el Congreso haga lo mismo”, ha señalado el presidente. La Casa Blanca ha conseguido, además, que no se retrase en un año la entrada en vigor de una parte substancial de la reforma sanitaria.
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Los empleados federales, que estaban suspendidos de empleo y sueldo por el cierre parcial de la Administración deben reincorporarse al trabajo hoy. “Ahora que la norma ha sido aprobada […] los empleados deberán volver a sus trabajos”, indicó anoche Sylvia Mathews Burwell, directora de la Oficina de Gestión y Presupuesto, en un comunicado.