La disminución de núcleos familiares adquiere la condición de anomalía en la serie estadística del INE: el número no deja de crecer desde al menos el primer trimestre de 2005 y solo sufre su primera bajada al final de la primera recesión de esta crisis, entre el último trimestre de 2009 y el primero de 2010. Después recuperó la senda de crecimiento hasta el final de 2012, cuando sufrió un pequeño descenso intertrimestral, pero el último, recogido por la EPA la semana pasada, es el mayor registrado.
“Todos conocemos a gente que ha vuelto a casa de sus padre porque ha perdido el trabajo y no puede mantenerse, pero también pesan todos esos hogares que no se han creado por los jóvenes que, por ejemplo, no tienen capacidad para emanciparse”, explica Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
El salto es formidable si se baja al detalle del número de desempleados que viven en hogares con jubilados como persona de referencia: hay 42.400 hogares con dos parados, lo que supone cuadruplicar los que había en el mismo trimestre de 2008, y 5.200 con más de tres desempleados, frente a los 2.700 de hace cinco años.
Por una vez, sin embargo, España no fue el país más señalado: Italia fue el centro de atención. Si España debe acometer ajustes por importe de 2.500 millones para cuadrar las cuentas, en el caso italiano esa cifra se va a 4.000 millones. Pero las explicaciones de Fabrizio Saccomanni convencieron también al Eurogrupo: “El cumplimiento del objetivo de déficit es incierto, pero Italia ha anunciado privatizaciones y un programa de revisión del gasto público”, apuntó Rehn.
Ese vaporoso vínculo entre un recorte 2.500 millones de euros y la segunda vuelta de la reforma laboral no quedó aclarado. El Ministerio de Economía se limitó a asegurar que únicamente se contemplan “modificaciones como la simplificación de contratos y la ampliación del contrato definido de apoyo a emprendedores y a trabajadores a tiempo parcial”. Ni Economía ni Empleo sugirieron que pueda haber recortes en las prestaciones. “Eso no está en la agenda”, aseguró un portavoz de Empleo. La reforma laboral, aprobada en julio del año pasado, sí supuso un tijeretazo a las prestaciones y los subsidios de desempleo, con efectos presupuestarios directos. Las reformas pueden implicar también efectos indirectos, con mejoras en el cuadro macroeconómico —en crecimiento y empleo—, aunque sus efectos suelen dejarse sentir más bien en el medio y largo plazo.
Berlín tiene claro que Grecia debe hacer más. “Las normas son así”, insistió Schäuble, para quien “la transparencia” que impone la Comisión ayuda a que las obligaciones asumidas sean “más vinculantes”.