Los analistas coinciden en que el caso va a superarse y que hoy a las Farc les queda muy difícil tratar de reeditar el lamentable capítulo de la privación de la libertad de civiles y militares, pero mientras se resuelve la situación, lo sucedido mina la credibilidad del proceso de paz y les da aire político a sus opositores a ultranza. En cualquier caso, es difícil buscarles definiciones o interpretaciones semánticas a los hechos. No son prisioneros de guerra ni privados de libertad por razones del conflicto, ni rehenes, ni detenidos, son simplemente secuestrados.
“Nos comunicaron que las fechas disponibles eran esas (el 19 de noviembre) el viernes pasado; no ha habido manera de concertar la cita de todos los países que querían acudir y, por tanto, el tema se ha pospuesto y se celebrará en las próximas semanas”, confirmó García-Margallo sobre la reunión.
El 5 de mayo de 2003, cuando el Ejército intentaba liberar cautivos en Urrao (Antioquia), las Farc asesinaron a sangre fría a nueve de ellos. Entre las víctimas perdieron la vida el consejero de paz de Antioquia, Gilberto Echeverri, y el gobernador del mismo departamento, Guillermo Gaviria Correa.
Los ministros tratarán además la situación de la crisis en Oriente Medio tras el reciente viaje de Mogherini a la región, la situación en Bosnia Herzegovina tras las elecciones de octubre, la crisis política y de seguridad de Libia y el brote de ébola en África Occidental.
El 24 de septiembre de 2001, las Farc secuestraron a la exministra de Cultura Consuelo Araújo Noguera. Seis días después el cadáver de la periodista fue encontrado en la Sierra Nevada de Santa Marta. El proceso de paz entre el gobierno Pastrana y las Farc entró en agonía.
El 20 de febrero de 2002, las Farc secuestraron un avión que había despegado de Neiva (Huila) y se llevaron cautivo al senador Jorge Eduardo Géchem. Ese mismo día el presidente Pastrana anunció el fin del proceso de paz. Tres días después fueron secuestradas Íngrid Betancur y Clara Rojas.