La propuesta del líder ruso incluye una retirada del armamento pesado hasta una distancia que no pueda alcanzar a los conglomerados civiles y la prohibición de los vuelos de la aviación sobre las zonas controladas por los milicianos.
Seguidamente, ratificó el antagonismo que alimenta el conflicto cuando dijo en alusión a las Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y de Lugansk (RPL) que la independencia y la soberanía no se negocian y “se quedarán como están”.
De hecho, un sondeo publicado la víspera asegura que la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, arribaría a la cabeza en el primer turno de las elecciones presidenciales de 2017.
“Ningún sondeo interrumpirá el mandato que me ha dado el pueblo. Yo trabajaré hasta el final”, dijo Hollande, y añadió que su deber no es ceder a la presión, sino “solucionar las grandes cuestiones del país”.
En los dos primeros años de mandato, la política seguida por el gobierno no solamente no produce resultados, sino que es contraria a la prometida durante la campaña, lo cual ha provocado una decepción creciente de su propio electorado, opinó Thomas Wieder, jefe del servicio político del diario Le Monde.
A la sucesión de hechos negativos se suma la publicación aquí esta semana de un libro de la ex primera dama Valerie Trierweiler que agotó sus existencias en todos los puntos de venta y donde la también periodista de París Match golpea fuertemente la imagen de Hollande.